En política, los gestos importan, y mucho. El discurso sobre el
estado de la Unión era la primera cita pública de Barack Obama ante el Congreso
—que es el que tiene la llave del embargo contra Cuba— desde que, en diciembre,
anunció su intención de normalizar relaciones con la isla, un tema que tuvo un
espacio en su alocución.
Con similares palabras, Obama instó, la noche del martes, al
Congreso a “empezar, este año, el trabajo de poner fin al embargo”, un reclamo
que suscitó aplausos demócratas, pero que no arrancó el entusiasmo de la
bancada opositora, que incluso llegó a reírse.
Ninguna de las once Administraciones de los Estados Unidos desde
el año 1959 al 2015 ha respetado el Embargo Económico a la isla. Y el que menos
Obama que con el cinismo que lo caracteriza se ha defecado en dicha Ley y en
todos los contribuyentes, usando sus impuestos para favorecer a la tiranía
cubana.
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